Las noticias y los bulos sobre una eventual guerra bacteriológica habían estado presentes a lo largo de la contienda e incluso antes, tanto en España como en Francia. En nuestro país no caían en saco roto. El embajador estadounidense Claude G. Bowers nos cuenta en sus memorias[i]:
Una mañana, a principios de mayo de 1936, algunos disparos en el sector de Cuatro Caminos denunciaban disturbios. A la Empajada llegaron rumores de que una turba de hombres peligrosos, y de mujeres todavía más furiosas, disparaban contra los conventos e iglesias y perseguían a curas y monjas. Esto fue groseramente exagerado. No obstante, la furia de la muchedumbre obligó a la policía a tomar medidas extremas.
Después vino la explicación. Algún malintencionado había propalado la mentira de que el 1ª de mayo un cura dio bombones envenenados a unos niños […] La divulgación de esta historia había sido organizada por expertos en semejante trabajo.
En el tema que nos atañe, apareció en el mes de junio de 1937, un relato por entregas firmado por un misterioso X 15 Z, evidentemente «experto en semejante trabajo» que aprovechando la información sobre los dos supuestos periodistas franceses apresados en abril, quería dar consistencia a la teoría de la lucha bacteriológica por parte de la República. Como veremos, estaba bien montado, con nombres reales, destacando entre ellos el de Max Aub. A partir de él, se generaron múltiples noticias tanto en la prensa española como francesa, que aparecieron durante los primeros quince días de agosto de 1937. Un primer ejemplo: el Express du Midi, en su edición del 1.8.27, afirma que dos franceses han sido condenados a muerte por pretender difundir en el bando nacional la fiebre tifoidea y la enfermedad del sueño[ii]. El hecho había sido promovido por una organización con sede en Londres que había adelantado importantes sumas de dinero. Afirmaba también que El gabinete diplomático de Franco piensa dirigirse a la Sociedad de naciones con pruebas.
Desde luego la noticia impactó, tanto por el tema como por la sentencia. Prueba de la inconsistencia de la misma, es que finalmente, los sublevados no presentaron ningún dossier al respecto en la Sociedad de Naciones.
Dedicaremos esta entrada a revisar el texto de YO HE SIDO ESPIA ROJO, indicando en apartes nuestros comentarios.
YO HE SIDO ESPÍA ROJO: 1.[iii]– Se intentaba envenenar a los españoles – Un plan tenebroso para introducir en España la guerra bacteriológica – Bossoutrot, aviador y diputado francés, preparaba el criminal complot[iv].
En este primer capítulo, el narrador (que firma como agente X 15 Z) nos explica cómo, empujado por su amiga Lina, entra en el cabaré El Romance, donde se encuentra con Max Aub, a quién conocía del Ateneo de Madrid y la Revista de Occidente. Al hilo, se declara demócrata cristiano al estilo de Pepe Bergamín.
Max Aub publicó en 1927 un adelanto de su Geografía en la Revista de Occidente. Desde luego, frecuentaba también el Ateneo de Madrid y era buen amigo de José Bergamín. Cualquiera que hubiera seguido su trayectoria lo sabría.
Sigue afirmando el autor que había trabajado en la embajada de España en París, ya en agosto de 1936, colaborando con Max Aub en tareas de compras de víveres y material de guerra en Checoslovaquia y Suiza, añadiendo que ello “le reportó buenas ganancias”. Abandona la embajada al entrar Luís Araquistáin como embajador.
Precisamente, Max Aub se incorpora a la embajada llamado por su amigo Araquistáin. Anteriormente, no consta que hubiera colaborado en la misma, y menos en la compra de armamento viajando a Checoslovaquia (sí su amigo y compañero en el rodaje de Sierra de Teruel, André Malraux).
Termina esta primera entrega evocando un nuevo encuentro con Max Aub, quién le convoca a una reunión con un tal Jean De Berne (al que su amiga Lina conocía de la revista izquierdista Vendredi), para “tratar de organizar la guerra bacteriológica”.
YO HE SIDO ESPÍA ROJO: 2[v] Se quería propagar la enfermedad del sueño en el territorio nacional – El procedimiento fue empleado antes en extremo Oriente.
En esta segunda entrega (martes 22), X 15 Z, introduce un nuevo personaje, el aviador y diputado Lucien Bossoutrot, además de otros personajes menos relevantes.
Recordemos que Bossoutrot era colaborador de Jean Moulin (segundo del ministro del Aire, Pierre Cot) era amigo de André Malraux, llegando incluso a ser el encargado del seguro para los aviadores de la Escuadrilla España, con la Compañía Camat[vi]. Así pues, en 1937 (en la época en que Malraux estaba en Estados Unidos), sí podía haber habido contacto, pero en aquella época Malraux y Max Aub solo eran conocidos, aún no había nacido el proyecto de Sierra de Teruel.
Según el relato, hay una nueva reunión en el cabaré parisiense Le Romance, donde interviene también, además de Aub, el pintor Luís Quintanilla (coordinador de los servicios de información en los Bajos Pirineos en aquel tiempo) y René Pavie. Es este último quién dice que una “poderosa entidad” le había ofrecido una arma terrible que podía cambiar el curso de la guerra. Seguía diciendo que conservados en ampollas adecuadas, debían los bacilos de la enfermedad del sueño ser entregados al Frente Popular para su traslado a España y organizar su cultivo.
El autor tenía un antecedente para hacer creíble el argumento: El 3 febrero de 1937 (antes de lo narrado) los servicios secretos italianos enviaron al general Rotta un informe en el que se apunta la posibilidad de propagar una epidemia en Barcelona o en la zona limítrofe con Francia para lograr el cierre de la frontera franco-española e impedir la llegada de suministros para la República[vii].
La supuesta conversación tiene tres “propuestas” según el informador: Aub y Pavie optan por inocular prisioneros (!) para después devolverlos, Bossoutrot y De Berne se oponen a la idea puesto que los propios afectados podrían darse cuenta de los síntomas y decirlo a las autoridades franquistas antes de que surgiera efecto. Por su parte, Quintanilla sugiere mandar un par de médicos que inoculen la enfermedad in situ.
Aquí de nuevo se novela, indicando que el supuesto agente X 15 Z, a pesar de las ganancias indicadas en el capítulo anterior, no tenía para pagar el hotel, siendo Max Aub quien le adelanta 5000 francos. Como se demuestra en la correspondencia entre el escritor y el embajador Araquistáin a raíz de la compra del Guernica, Aub rendía cumplida cuenta de todos los pagos que hacía todo lo discutido[viii]. La cifra no es inverosímil, había pagos muy superiores, pero no hay rastro de dicho adelanto, los que podrían asemejarse, pagos a Luis Quintanilla por “servicios de información”, cesan en octubre de 1936, antes de la incorporación de Aub a la Embajada (que. Otra posibilidad es que dichos pagos “reservados” fueran realizados por un tercero (no así por Max Aub). Por ejemplo, en la relación de gastos citada, aparece, con un gasto de casi dos millones y medio de francos (el 60% del total) un tal Jean Laurent de la Agence Espagne, posiblemente un pseudónimo[ix]. Otro receptor importante fue Luís Buñuel (564.000 francos entre octubre 36 y mayo 37). Este tema merece una entrada específica que se publicará en un futuro próximo.
El “espía rojo” narra que todo lo hablado se lo cuenta a su amiga Lina.
Esta indiscreción con su amiga abrirá la puerta a otra línea de especulaciones, ya que está relacionada con un misterioso matrimonio inglés, como veremos en la próxima entrega, junto con otros personajes no menos peculiares.
PRÓXIMO CAPÍTULO: Las dos cobayas.
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[i] BOWERS, Claude G (1977) Misión en España. Barcelona, Ed. Grijalbo. Página 231.
[ii] https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k5392897w/f1.highres
[iii] https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=2000929682
[iv] Jean Baptiste Lucien Bossoutrot, diputado y aviador, el 1.3.1931, junto a su compañero Maurice Rossi, batió el récord de vuelo recorriendo 8.805 kilómetros en 75 horas y 23 minutos en su monoplano Blériot 110. https://fr.wikipedia.org/wiki/Lucien_Bossoutrot (Ver imagen de los dos aviadores)
[v] https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=2000929683
[vi] HOWSON, Gerald (2000). Armas para España. Barcelona, Ed. Península. Páginas 69 a 74.
[vii] BARRUSO, Pedro (2008). Información, diplomacia y espionaje. S. Sebastián, Ed. Hiria. Página 102 y nota 193, citando DE LUTIIS, Giuseppe (1984). Storia dei servizi segreti in Italia. Página 17. (se cita erróneamente al autor como DE LUTTIS, G.)
[viii] MALGAT, Gérard. (2007). Max Aub y Francia, o la esperanza traicionada. Sevilla, Ed. Renacimiento. Página 61.
[ix] GUBERN, Román, HAMMOND, Paul (2012) Luis Buñuel, the red years (1929-1939). University of Wisconsin Press. Página 297.