Las etílicas teorías conspirativas surgidas por doquier durante la pandemia de COVID que nos asola no son patrimonio del siglo de Trump y sus émulos. Para muestra un botón que he hallado durante mis pesquisas sobre el rodaje de Sierra de Teruel.
Buscaba información de los bombardeos durante los meses de la filmación de la mítica película, así como de las defensas, tanto aéreas como de costa, que trataban de impedirlos, para ver de contrastarlos con las fechas de rodaje. Y hallé con la siguiente anécdota que espero interese:
En un detalladísimo e interesante libro[i] de David Gesalí y David Íñiguez, los autores tuvieron también una sorpresa que comparten con el lector, al revisar documentos del bando sublevado y verificar una obsesión por bombardeos masivos de la localidad de El Masnou, aparentemente injustificados dada la poca relevancia militar del sitio. Cito traduciendo y acortando un poco[ii]:
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Con fecha 27 de septiembre de 1937, leemos un telegrama urgente mandado desde Salamanca por el mismísimo Generalísimo. Eran las instrucciones a la aviación de Baleares para que con toda urgencia bombardearan la casa del Marqués y los Laboratorios del Norte de España, combinando esfuerzos con la marina si no se lograba su completa destrucción en el primer intento. Se sospechaba la producción de armas químicas. Al día siguiente otro telegrama nos dejó boquiabiertos. ¿Guerra química?, nada de eso: ¡Guerra bacteriológica!
El 28 de septiembre, con carácter urgentísimo, el almirante en jefe del Estado Mayor de la Marina comunica al almirante de la flota y al de las Baleares que: “Informes recibidos aseguran que se preparan para lanzar
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por aviación ratas inoculadas de peste y cólera, efectuándose los preparativos en la casa Marqués del Masnou, situada vértice W confluencia riera Alella con carretera y ferrocarril costa y en Laboratorios Cusí, sobre colina 500 W visibles en carta 873… se ordena bombardear en las primeras luces de la madrugada del 29. El bombardeo se repetirá cuantas veces sea preciso hasta su completa destrucción». Les llevó tres ataques, pero consiguieron grandes destrucciones e incendios en los dos objetivos[iii].
A pesar de ello, los bombardeos siguieron periódicamente, en especial el 20 de julio de 1938, con el resultado de dos muertos, y otro al final de la guerra, el 26 de enero de 1939, que tiene por objetivo la estación, buscando así impedir la huida de miles de personas, ante la entrada de las tropas franquistas el mismo día en Barcelona.
Las órdenes fueron muy detalladas[iv] lo que demostraba el interés y la solidez de sus creencias.
Los Laboratorios Cusí fueron vendidos a Nestlé en 1995 por una importante cantidad y, hoy en día, la casa del Marqués es un centro de empresas dependiente del ayuntamiento. Mejor así.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, puedo afirmar que la manía de la guerra bacteriológica no se limitó a lo citado. Hubo otro episodio que afecta a una persona clave en el rodaje de Sierra de Teruel: Max Aub, y que ya se ha publicado en esta web: 1937: MAX AUB Y EL TIMO DE LOS BACILOS, que recomiendo releer.
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En el mismo año de 1937, el escritor fue acusado de inspirar una guerra bacteriológica junto al pintor Luís Quintanilla, buen amigo suyo[v], con quien había compartido algunos proyectos durante su etapa como agregado cultural en la embajada de la II República en Francia. La conspiración iba, nada más y nada menos, que de inocular enfermedades infecciosas a dos “cobayas” franceses, para que las difundieran en la zona controlada por Franco. Humanistas como eran, prefirieron los hombres a las ratas. Los franceses fueron atrapados y encarcelados[vi], aunque después, ni fueron fusilados como se dijo, ni perecieron por los aviesos microbios que les habían infectado un escritor teatral y un pintor.
La guasa, sin embargo, da mucho de sí, y aún hoy en día, en el ámbito digital de extrema derecha, se sigue con el bulo, eso sí, documentado, ya que aportan nada más y nada menos que una corta noticia de un periódico ¡estonio! De fecha incluso anterior a la noticia del ABC[vii].
Dada la proximidad de ambas fechas, podemos aventurar la hipótesis de que Franco, en uno de sus sofocones, cogería la gripe y en su paranoia, empezó a sospechar de Cusí, Aub y tanti quanti. ¡Y quizás hasta de las ratas que pululaban por su cuartel!
NOTAS:
[i] GESALÍ, David y ÍÑIGUEZ, David (2012) La guerra aèria a Catalunya (1936-1939). Barcelona, Rafael Dalmau Ed.
[ii] GESALÍ-ÍÑIGUEZ (2012): 262.
[iii] Archivo General de la Marina. Cp. 2.523.
[iv] GESALÍ-ÍÑIGUEZ (2012): 264.
[v] Quién visite la Fundación Max Aub en Segorbe, puede escuchar una entrevista que le hizo en 1968: Entrevista realizada por Max Aub a Luis Quintanilla, en París (Francia), el día 18 de junio, [s.a. 1969]. Español. 30 minutos 12 segundos. 1 cinta de casete. Sign.: Cinta nº 1, Cara A-1.
[vi] ABC (Sevilla), 11.8.1937
[vii] No doy la referencia. La tengo ante los ojos y las lágrimas me ciegan, no sé si de risa o de pena. Por si alguien quiere profundizar, el título de la noticia es: Mürgikülwajad Franco wägedes. Lamento no dominar dicho bello idioma.