Por Pepe Gutièrraz Álvarez
Uno de los criterios básicos de la Brigada Lincoln fue su antirracismo, por lo que los afroamericanos fueron tratados como iguales, algo que tardaría muchas décadas en ser aceptado en los USA, después de muchas luchas que están lejos de haber concluido. Este aspecto es el tema central de Héroes invisibles (EUA-España, 2014)[i], filme de Alfonso Domingo y Jordi Torrent, que parten de la historia de James Yates, un voluntario cuya vida cambió por completo tras su paso por nuestro país. Alfonso Domingo, periodista y cineasta especializado en información internacional y reportero de guerra, es director también del documental Almas sin fronteras, la historia de la Brigada Lincoln[ii] (Diagrama Producciones y TVE), uno de los testimonios más asequibles sobre dichas brigadas. La gesta de la Brigada Lincoln ha sido especialmente revalorizada tanto por lo que significó como por la fidelidad mantenida por sus componentes en todo tipo de causa (Vietnam, Nicaragua…). Compuesta por dos mil ochocientos norteamericanos, la brigada estadounidense fue una parte muy simbólico de los 50.000 voluntarios llegados de 54 países.
En la Brigada Lincoln figuraron hasta ochenta y cinco afros, cada cual con su propia historia. Combatientes que fueron tratados con respeto e igualdad. Luchaban y morían junto a los blancos y todos derramaron su sangre roja luchando contra el fascismo, una ideología radicalmente racista, de tal manera que conferían una dimensión antirracista a las causas democráticas y sociales de la República. Para valorar el significado que tuvo esa lucha para los estadounidenses de raza negra, basta hacer referencia a una frase que escribió Yates en su libro De Missisippi a Madrid[iii]: Fue en España cuando por primera vez en ni vida, como un hombre negro, me sentí un hombre libre”. Los afroamericanos ya habían querido ir a combatir contra los italianos en Etiopía, porque se sentían identificados con aquel pueblo negro e independiente (recordemos el impacto que su líder tuvo en Jamaica, donde fue adoptado por gente como Bob Marley), pero la resistencia acabó demasiado pronto.
La misma historia está recogida también en un lejano documental The Good Fight[iv] (Sam Sills, Noel Buckner, mary Dote, EUA, 1984), cuya traducción literal es El buen combate, en el que se recogen los testimonios de catorce de los 3.200 voluntarios estadounidenses de las brigadas… Es una película-recuerdo que se articula principalmente alrededor de las palabras de uno de los protagonistas y de las canciones y tonadas que caracterizan el combate. Fue acusada de ofrecer una visión distorsionada de la guerra particularmente mayúscula, de reducir la presencia de las corrientes no comunistas. Los autores utilizan fugazmente algunas imágenes impactantes de Hearth of Spain[v]. En una producción de Canal Historia sobre las brigadas, se habla especialmente de los 2.500 británicos e irlandeses que se enrolaron en ellas después de superar toda clase de dificultades, comenzando por las familiares. En una anécdota final se muestra cómo los libros fueron utilizados para parar las balas de los fascistas… Finalmente, un título para rescatar: España, última esperanza. Apunte de una odisea (Karl Helm y Hermann Pesekas, 2006)[vi], que reúne testimonios y fotografías de seis protagonistas que reviven sus experiencias como brigadistas; Las Brigadas Internacionales en Albacete, 60 años después (2001)[vii], un vídeo que recoge numerosos testimonios aprovechando la ocasión de un homenaje.
Entre los norteamericanos que dejaron huella en la guerra cabe registrar a Norman Bethune, un cirujano canadiense que viajó 1.500 millas hasta China para llegar hasta la ruta de Mao Zedong en las montañas de Wu Tai para construir hospitales y llevar ayuda humanitaria hasta la zona, todo un referente moral y social, un internacionalista sobre el que su país natal, Canadá, produjo en su momento un documental y
después una película. Su biografía ya había llamado la atención a cineastas como Otto Preminger. Su periplo también interesó a actores como Sean Connery o Robert Redford. Al final, el proyecto lo ha llevado a cabo el director Philip Borsos[viii], con la ayuda inestimable de Donald Sutherland, sin cuyo merecido prestigio el proyecto nunca habría sido posible. Norman ya había dado lugar al documental Bethune (1964)[ix]. Señalemos que Ted Allan trabajó en Madrid con Bethune y escribió luego su biografía, también escribió un guion que vendió en1942, una biografía abreviada, a la 20th Century Fox. Pero aquel proyecto se perdió en el transcurso de la guerra fría, porque la historia de un médico comunista en España y China no era precisamente la “vida ejemplar” que querían divulgar.
Uno de los brigadistas norteamericanos más entusiastas fue Alvah Bessie (1904-1985). En su documental[x], Oriol Porta crea un relato que nos devuelve imágenes familiares y, a ratos, se hace en verdad apasionado. Escritor, crítico y guionista, activista del USAPC, vino a luchar en España en 1938 con la Brigada Lincoln y participó en las batallas del Jarama, Brunete, Belchite, Teruel y del Ebro… Años después, ya anciano, Bessie afirmaría: “Estoy más orgulloso de haber participado en la guerra civil española que de nada que haya hecho en mis 80 años”. Escribió unas magníficas memorias de su estancia aquí (Men in Battle[xi], 1939, de las que existe una traducción en ERA, México). A su vuelta a los EE. UU. Alvah trabajó de guionista -fue candidato al Oscar por el argumento de Objetivo Birmania (Raoul Walsh, EUA, 1945)- en la Warner Bros, hasta que fue represaliado por negarse a declarar sobre sus ideas políticas en el Comité de Actividades Antiamericanas. A partir de 1943 fue guionista de la Warner en unas fechas en las que se mostró muy crítico con motivo del estreno de la adaptación de Hemingway que realizó Sam Wood. Javier Coma (Brigada Hollywood[xii]) informa de la hostilidad del USAPC a las películas antinazis realizadas en pleno pacto germano-soviético, y señala que Bessie escribió desde la prensa de este partido contra el anuncio del rodaje de Watch on the Rhine (EUA, 1943)[xiii], que acabó siendo un alegato antifascista de buenas intenciones pero nada consistente a pesar del reparto.
Años después Bessie demostró muy pocas ganas de hablar de estas cosas y acabó abandonando el partido sin abandonar sus convicciones. En el documental recuerda que la caza de brujas le produjo una depresión y que descubrió que el psiquiatra que lo atendía trabajaba para el FBI. Se hizo famoso como uno de los “diez de Hollywood”, en 1950 compareció ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas siendo condenado a un año de cárcel y a 1.000 dólares de multa. Tras cumplir condena, fue jefe de relaciones públicas de una editorial y posteriormente trabajó en el campo de la publicidad para las productoras. En el verano de 1976, Jaime Camino recibió una llamada de su amigo Alvah Bessie con motivo del encuentro de excombatientes de las Brigadas Internacionales en Florencia en octubre. Bessie fue uno de los guionistas de España otra vez[xiv]. Su protagonista fue Mark Stevens (La calle sin nombre) compañero de la célebre Virginia Mayo, víctima también de la caza de brujas.
Otra celebridad que dejó su impronta solidaria fue Paul Robeson (1898-1976)[xv], el actor y cantante negro norteamericano más representativo y polémico en un tiempo anterior al propio Sydney Poitier. Ganó celebridad interpretando en el teatro y en la pantalla el papel de Brutus Jones en The emperor Jones, de Eugene O’Neil. Hombre comprometido, visitó España para estar con los de la Lincoln aunque se lo habían prohibido; llegó en enero de 1938, fue recibido con todos los honores por intelectuales y escritores, entre ellos Nicolás Guillén y Langston Hughes, que estaban aquí. Dio algunos conciertos y la leyenda dice que la batalla de Teruel cesó durante un par de horas para oír un concierto que ofreció en plena trincheras. En un documental, Cantando en las trincheras (Juan Manuel Plaza, 1938) se ve a Roberson en Madrid y Teruel en las navidades de 1937, con un considerable éxito de público; en un noticiario de la época se recoge al actor cantando Els segadors. Paul siempre dijo que este viaje fue una de las experiencias que le marcaron de por vida. Sus simpatías comunistas hicieron que fuese condenado al ostracismo, pero permaneció como un mito de orgullo negro.
También visitó el Madrid sitiado Errol Flynn, que en sus declaraciones remarcó el compromiso antifascista de algunas de sus películas, reafirmado dos décadas más tarde con su apoyo entusiasta a la revolución cubana (produjo la primera película para la causa), estuvo aquí y allá pero se marchó sin mayores implicaciones. Otro actor que se manifestó antifranquista fuer Frank Sinatra, que se convirtió en un problema para los productores cuando visitó España siguiendo a Ava Gardner y para rodar Orgullo y pasión.
Sobre los brigadistas supervivientes trata el documental Extranjeros de sí mismos (López-Linares y Javier Rioyo, 2001)[xvi], el trabajo más polémico de los autores de Asaltar los cielos. Por otra parte, se pueden distinguir los ejemplos que utilizan los testimonios centrados en soldados que fueron a luchar fuera de sus respectivos países durante el periodo de entreguerras, como los integrantes de las Brigadas Internacionales y de la infantería italiana, alineados con republicanos y franquistas respectivamente entre 1936 y 1939, y los españoles que se unieron a los ejércitos de Hitler en su campaña en el frente soviético durante la II Guerra Mundial. El más impactante es el de los representantes de las Brigadas Internacionales, algunos de los cuales regresaron para mantener viva la llama de la memoria y para interrogarse sobre sus vidas. Es el caso de Emil Jacobs, un brigadista que ocultó durante años con su silencio y su distancia su participación en la guerra. ¿Por qué vienen a verme? ¿Por qué están aquí? Soy un cobarde, un derrotado, es lo único que acierta a decir Jacobs, que aparece junto a su mujer y su hija. Es su mujer, Bárbara, una judía libanesa, quien cuenta que la única vez que ha visto llorar a Emil fue cuando le regalaron un disco con canciones de las Brigadas; también desfilan voluntarios fascistas italianos de la Associazione Nazional Combattenti in Spagna que venían para visitar El Valle de los Caídos y que se sienten mal tratados por la historia. Igualmente aparecen veteranos combatientes de la División Azul. Siguiendo a los testigos, la cámara recorre los escenarios reales de esos dramas, desde las heladas aguas del Wolchov hasta la hermosa y dura estepa de La Alcarria, dando voz a decenas de participantes de aquellas guerras.
El objetivo proclamado de los autores era analizar cómo aquellos jóvenes, toda una generación, llegó a comprometerse en distintas ideologías, combatiendo cada uno por aquello en lo que creía o en lo que se vio obligado, como en los casos citados. Según sus autores, todos ellos fueron “extranjeros de sí mismos” con una particularidad que no aparee subrayada: mientras que los brigadistas vinieron por idealismo, enfrentándose a la hostilidad de sus gobiernos y se implicaron con los de abajo, con los perdedores, los italianos que aparecen estaban al servicio de una dictadura fascista que ensayaba sus armas para sus planes expansionistas. Esta “uniformidad” causa estupor a pesar de la fuerza de algunos testimonios, dando la impresión de que los autores se habían encontrado con un material muy heterogéneo que unificaron con lo de “extranjeros de sí mismos”. Un concepto que resulta cuanto menos frívolo si se considera que los fascistas confesos que sirvieron a Mussolini y a Hitler fueron reconocidos y recompensados con honores y pensiones, mientras que los idealistas que lucharon por la República asediada fueron ignorados. En el caso de los norteamericanos, los méritos son triples: por lo que hicieron en su momento, por tener que soportar la represión como “antifascistas prematuros” y/o “comunistas”, pero sobre todo por haber mantenido encendida la llama ante todos los atropellos de Franco.
El tono desmitificador queda remachado por un antiguo falangista que confiesa: “Me fui a Rusia a luchar contra los comunistas y a favor de Dios. Después de tanto horror, a Dios le dejé en la estepa y nunca más o he vuelto a encontrar. En la guerra se ve lo peor y lo mejor el hombre. Casi dan ganas de decir que la guerra es bonita, sk no fuera tan jodida”. La República dejó una herida abierta en la izquierda norteamericana, un sentimiento que se percibe en los norteamericanos entrevistados en el imprescindible documental de Oriol Porta que, por razones de montaje, se dejó muchos hilos sueltos.
Pepe Gutiérrez Álvarez (2018) La guerra que no se debió perder. El 36 y el cine. Barcelona, Laertes. Páginas 124-128. (reproducción cedida generosamente por el autor).
SABER +:
LOS INTERNACIONALES: (Capítulo 4.1.5. de La verdadera historia del rodaje de Sierra de Teruel).
NOTAS:
[i] Disponible en FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/heroes-invisibles-2015
[ii] Dirigida por Alfonso Domingo y A.L. Geist (2006).
[iii] YATES, James (2011) Del Misisipi a Madrid -Memorias de un afroamericano de la Brigada Lincoln. Guadarrama (Madrid), Ediciones del oriente y del Mediterráneo.
[iv] https://alba-valb.org/product/the-good-fight-the-abraham-lincoln-brigade-and-the-spanish-civil-war/
[v] Tierra de España (Director: Joris Ivens. Guion: Lillian Hellman, Archibald Macleish, John Dos Passos, Ernest Hemingway, Prudencio de Pereda. Narrador: Orson Welles). En Youtube: https://youtu.be/bCNJBjrlMIU?si=LObZyuQ4rAxcFcm-
[vi] Disponible en DVD: https://lacasadelcineparatodos.com/producto/espana-ultima-esperanza-apuntes-de-una-odisea-dvd/
[vii] Vídeo no disponible. Sobre el tema: https://www.brigadasinternacionales.org/2014/10/22/base-albacete-aizner/
[viii] Norman Bethune, la forja de un héroe (Philip Borsos, 1989). Con Donald Sutherland, Hellen Mirren y Anouk Aimée. (aunque centrada en su etapa en China después de la guerra de España): https://youtu.be/bkshget9ZVc?si=7O5Sn0b8CrKnfULv
[ix] Bethune (Donald Brittain, 1964) https://youtu.be/Zrf8tUKorz4?si=TzZWLGuUoD9i9X61
[x] Hollywood contra Franco (Oriol Porta, 2009). DVD Disponible en Amazon. Introducción en: https://www.rtve.es/play/videos/programa/presentacion-del-documental-espanol-hollywood-contra-franco/600796/
[xi] BESSIE, Alvah Cecil (1939). Men in battle: a story of Americans in Spain. New York: Charles Scribner´s Sons,
[xii] COMA, Javier (2002). La Brigada Hollywood. Barcelona, Flor del viento Ediciones.
[xiii] Dirigida por Herman Shumlin en 1943, con Paul Lukas y Bette Davis. Tráiler en: https://youtu.be/1ZmmzS1hzKw?si=nPTVE_ccx04UY-IX
[xiv] Emitida en RTVE el 15 de mayo de 2018. https://www.rtve.es/play/videos/historia-de-nuestro-cine/historia-nuestro-cine-espana-otra-vez/4602725/
[xv] Muy curioso vídeo de Paul Roberson cantando “The four insurgent generals” con música de Puente de los franceses: https://youtu.be/kZ_laRaPMsg?si=07w5j2lkBS4s9V96