Autor: Jordi López Camps (Expresidente de la Comisión Ejecutiva del Patronato de la montaña de Montserrat)[i].
Las cuevas del Salitre siempre han tenido una gran renombre. Antiguamente, el acceso a las cuevas era por dos caminos distintos. Había un camino que descendía desde el santuario de Santa María de
Montserrat y otro que subía a las cuevas desde el pueblo de Collbató. Parece que el primero tenía más relevancia por ser, desde antiguo, apto para el paso de caballerías y porque salía de la fuente del Portal del monasterio.
Las cuevas del Salitre eran conocidas ya antiguamente tal y como se cita en varias obras. En el año 931 se menciona la existencia de una cueva en el término de Collbató en la escritura de venta al conde Sunyer de Barcelona de unos alous[ii] propiedad del presbítero Guadamir y sus hermanos, sin dar ninguna referencia que permitiera identificar de qué cueva se trataba. Hay documentos del siglo XV donde se habla de explotación de las minas de salitre por parte del monasterio de Santa María. Durante el siglo XVI las cuevas sirvieron de refugio y escondrijo a bandoleros y huidos de la justicia. En el interior de las cuevas se encuentran diversas inscripciones con nombres de los visitantes y fechadas en el siglo XVI y XVII. Una de las primeras descripciones detallada de una visita a la cueva y sus accesos la proporcionó el Alejandro de Laborde en su gran obra Voyage pittoresque et historique en Espagne[iii]. Aunque durante el siglo XIX diversas obras comentan la existencia de estas cuevas, con el tiempo éstas dejaron de interesar y cayeron en un cierto olvido.
Después de varios años sin noticias sobre las cuevas del Salitre, éstas fueron “redescubiertas”. En 1851 se organizó una expedición a la cueva. Fue una búsqueda incompleta cuando los expedicionarios, después de muchos obstáculos, peligros y contratiempos, llegaran al agujero y entraran para descubrir el interior de la cueva. Pero, como no iban equipados de instrumentos adecuados, ni llevaban más luz que algunas bujías delgadas, no pudieron internarse demasiado, y tuvieron que salir de nuevo sin haber examinado más que una pequeña parte de la cueva. Poco después se volvió a organizar una nueva búsqueda del interior de las cuevas. En 1852 salieron algunos artículos sobre su exploración. Animado por el interés suscitado por el conocimiento de esta cavidad, Víctor Balaguer[iv] impulsó una expedición en la que participaron escritores y pintores, médicos del balneario de la Puda, monjes, guías y otras personas. Fueron dos salidas con la idea de que fueran expediciones científicas. El mismo año, 1852, Manuel Solà publicó una obra divulgativa sobre Montserrat donde hay una descripción y unos dibujos de las Cuevas del Salitre. Estas crónicas representan el inicio de la recuperación del interés por las cuevas del Salitre.
El camino de Collbató a las cuevas en el siglo XIX
Las obras de Víctor Balaguer y de Manuel Solà dejan patente la dificultad de acceso a las Cuevas del Salitre yendo desde Collbató. Ambos autores indican que a mediados del siglo XIX para ir a las Cuevas del Salitre se debían superar grandes peligros; de todos ellos, el más destacado era subir por el llamado Pas de les Estaques con el auxilio de una cuerda atada a una mata y de unas escaleras de mano. Según las crónicas de las primeras exploraciones en las cuevas del Salitre, el camino de acceso era bastante precario y difícil. Las mismas guías de viajes del siglo XIX comentan las dificultades para acceder a las Cuevas del Salitre. El llamado camino de las cuevas (del Salitre), tal y como se le conoce desde inicios del siglo XX, tiene una historia compleja por su transformación a lo largo de los años.
El antiguo camino de acceso a las Cuevas del Salitre proveniente de Collbató durante el siglo XIX debía llegar al lugar donde hoy se encuentra el cruce del atajo que sube desde la capilla de la Salut con la actual carretera asfaltada. Desde este punto el camino subía en dirección hacia el actual aparcamiento de coches y, probablemente, cuando llegaba a este entorno no está claro cómo seguía para llegar a una canal rocosa, conocida como el Pas de les Estaques, la cual permitía ganar altura (ver mapa). Por lo que se deduce de las crónicas, se trepaba, se subían las rocas ayudados por cuerdas y alguna escalera de madera, y unas estacas clavadas en las paredes de la canal. Superado este punto el acceso a las cuevas ya no era tan complicado.
Debido a su popularización, a finales del siglo XIX, el incremento de visitantes de las cuevas del Salitre provocó algunas obras para mejorar el camino de acceso desde el pueblo de Collbató. Parece que en 1856 los pasos comprometidos de este camino, entre ellos el Pas de les Estaques, fueron sustituidos por escaleras de madera, cómodas y de fácil uso. La mayor comodidad de acceso gracias a las mejoras que se iban introduciendo en el camino incrementó el número de visitantes de la cueva. Esta circunstancia motivó que en 1877 se propusiera sustituir las escaleras de madera por unas de obra. Estas reformas debieron hacerse muy pronto porque en 1881, en una reseña de excursiones por la montaña de Montserrat, se comenta que la entrada a la cueva se hace por escaleras de madera y albañilería.
En 1898, en la conocida guía Montserrat. Guía diamante[v] se comenta que el primer tramo para ir a las cuevas es fácil, pero a continuación hay que subir la montaña superando el llamado Pas de les Estaques “que años atrás era algo peligroso. Actualmente se pasa por una sólida escalera”. Esta observación confirma que el antiguo paso había sido sustituido, en el mismo sitio, por una escalera que facilitaba el acceso.
A lo largo del siglo XX diversas reformas mejoraron el acceso a las cuevas por medio de una carretera que sustituyó al incómodo Pas de les Estaques, el cual, aunque había sido sustituido por unas escaleras de obra, todavía representaba una dificultad para acceder cómodamente a las cuevas. Actualmente, todavía hay indicios de dónde estaba situado éste porque se conservan, dentro de un estrecho canal rocoso, bastantes de los escalones de obra de este paso. El estado de este tramo es muy precario. La localización de estas escaleras coincide con las que se ven en una secuencia de la película Sierra de Teruel[vi] y es por donde bajan los heridos rescatados de un accidente del avión caído en la montaña. Probablemente, cuando se rodó la película los visitantes de las cuevas ya no utilizaban las escaleras del antiguo Pas de les Estaques, pero seguramente el director, para dar más dramatismo a la situación, optó por situar la escena de la cueva bajada de los heridos en las antiguas escaleras.
Malraux durante el rodaje en Collbató PARA SABER +:
SECUENCIA XXXIX: Dónde y cómo se rodó.
L’ESPOIR, UN PARÉNTESIS EN LA DESESPERANZA.
NOTAS:
[i] Un estudio exhaustivo del mismo autor (en catalán) , en su blog: https://totmontserrat.cat/narracio/toponimia/els-antics-camins-a-les-coves-del-salnitre-el-pas-de-les-estaques/
[ii] Palabra en catalán que significa un “dominio pleno, absoluto y libre, sobre unos bienes inmuebles francos de prestaciones” (DGEC)
[iii] LABORDE, Alexandre Louis Joseph, comte de (1806). Paris : Pierre Didot l’aîné. 1ère édition.
[iv] Víctor Balaguer Cirera (Barcelona-1824; Madrid-1901) fue un escritor, periodista y político español, apodado el Trobador de Montserrat. (Wiki)
[v] GARCÍA DEL REAL, Luciano (1898). Montserrat: Guía diamante. Barcelona,Librería de Francisco Puig. 224 páginas.
[vi] Secuencia XXXIX de Sierra de Teruel. Minuto 58’44” en: https://www.rtve.es/play/videos/filmoteca/sierra-teruel-1938/3918025/