Capítulo 4.1.6. de «La verdadera historia del rodaje de Sierra de Teruel«.
El jueves 18, a primera hora, están todos ya en Orphea. En un sótano aislado de eventuales ruidos. Apretados, ansiosos, nerviosos. Algunos comentando la prensa del domingo, donde ponen de relieve el rechazo a los bombardeos franquistas en la prensa británica[i]. Se han seleccionado los actores que interpretarán al grupo de republicanos que intentarán salir de la ciudad (Teruel), ahora controlada por los facciosos, en ayuda de la asediada Linás. Aub les ha hecho un resumen. Han llamado también al encargado de la cestería Lladó Más, que dará continuidad al conjunto de la escena. También a Luís, un tramoyista del paralelo, que es cojo. Ha sido idea de Max: en el caso de que el grupo cambie alguno de sus componentes (por incomparecencia, o por deficiente actuación), el que el grupo moviéndose por las calles (¿Cuándo podrán rodar en Santa Ana?) sea cerrado por un cojo centrará la atención del espectador, facilitando el racord.
No caben. Malraux ordena:
—Ruego a todo el personal que no sea imprescindible, que abandone la sala. Así no podemos movernos.
Josette se agarra al brazo de su amiga Suzanne y, después de darle un beso, le dice al director:
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—Pues nosotras nos vamos a dar una vuelta. El día está muy cubierto y es posible que no haya bombardeo. Elvira me ha prometido que nos va a enseñar el barrio antiguo. Dice que es precioso.
—Magnífico. Venga, venga, solo los necesarios. Tú, Barca, coge el saco. Ponte detrás de la puerta con Pedro.
Les llama por el nombre de su personaje[ii].
Llega José Telmo, hablando con otro actor. Ha interpretado ya películas conocidas, como Barrios bajos (Pedro Puche, 1937), en el papel del protagonista, El Valencia. Aub le recriminará el retraso. El es González, un papel importante en la película: el del asturiano experto en explosivos que ayudará decisivamente en Linás[iii].
—Venga, no hay tiempo. Carral[iv] y el delegado militar, al despacho.
El despacho, desde donde se ve parte de la supuesta droguería. En la puerta, el rótulo “Gerencia”. Estantes con archivadores y en la pared, la caja de mariposas, lo primero que enfoca la cámara. Fuera de plano, un extra fortachón a punto.
—Sangre de izquierda. Secuencia cuatro. Plano primero.
—Acción.
El extra golpea con fuerza la pared para que algunas de las mariposas atravesadas por un alfiler caigan dentro del marco. Lo repiten tres veces. En el primer intento cayeron todas.
La cámara retrocede, a un plano de los rostros de Carral y el comisario político, hablando de la situación. El encargado de Lledó Más pasa detrás de ellos faenando.
—Corten. Buena. Ahora, la cámara irá del comisario a Carral.
En un momento dado, llaman a González. Un trávelin circular muestra como éste deja lo que está haciendo en la droguería y se asoma a la puerta del despacho. Otros atareados, uno subido en una escalera. González relata la escasez de armas que hay en Linás, en un plano medio de los tres. José Telmo habla excesivamente remiso, arrastrando las palabras, no encaja con la idea que pueda tener el espectador de un minero asturiano bregado en mil lances. El último plano debería repetirse.
—Ahora se intercala la secuencia que ya rodamos en casa del fascista. Vamos a por la de la droguería. Cambiad la cámara de sitio —Aub, interpretando a la perfección lo que Malraux, con su pobre español, no podría.
—¿No comemos? Salta Lepiani, lo que provoca una mirada airada de Aub.
Afortunadamente, la interrupción coincide con la llegada de un mensajero: Miravitlles les convoca en el Ayuntamiento para hablar de la calle Santa Ana.
—Bien. Comed, comed. Lo dejamos por hoy. Nos llaman. Thomas, Page, Aub, Marion, vengan conmigo. ¿Saben dónde habrán ido Josette y aquellas dos?
—No. Fueron a dar una vuelta. Quizá las encontremos. Si no, ya las veremos en el hotel.
El viernes 19 no se ha podido avanzar nada. De madrugada, ha habido un intenso bombardeo que ha afectado las Ramblas, muy cerca de la Petritxol[v] y la calle Santa Ana. Un Malraux encolerizado, con unos rollos de película virgen Agfa cedidos por Miravitlles sobre la mesa, pide a su equipo soluciones para evitar más días en blanco. Aub, conciliador, intenta calmar los ánimos:
—Es curioso que suceda en plena visita de los miembros de la Comisión Británica de encuesta, para ver en vivo los efectos de los bombardeos en la población civil. Y además, en las Ramblas, cerca de donde pensábamos rodar —mueca de sospecha—, y también de la catedral. ¡Tan católicos que son!
—Sugiero que nos centremos en el rodaje en estudio —tercia Page. Por descontado, el interior del local de Petritxol no nos sirve. A lo sumo, la entrada y salida.
—La puerta la puede abrir el encargado, Suspira por salir en el cine —interrumpe Aub.
—Bueno —corta Malraux—, nos ha costado tanto la droguería que quiero completarla cuanto antes. Pero hoy no va a poder ser.
Al oír que no se rodará, José Telmo se marcha sin despedirse, rezongando.
Todos tienen presente el inicio atrabiliario del rodaje de las mencionadas secuencias. El montaje del atrezo había sido arduo. Días antes, Malraux había pedido:
—Demos prioridad a la discusión de los republicanos en la droguería, teniendo siempre presente que, en cuanto podamos, salimos de estampida hacia la calle Santa Ana. Elvira, por favor, léanos el inicio del guion[vi]:
—“Decorado: la trastienda de la droguería”.
—Lo importante, la decoración. Una droguería, vale. Pero también una caja con mariposas, un mostrador y una mesa en la tienda, y otra en el interior de un despacho —interrumpe Aub, que se conoce el guion de memoria y prevé los problemas de atrezo. Malraux lo mira con aprecio.
—Y una damajuana. Que la busque Petit —añade Malraux, pensando en el hábil decorador valenciano. El goteo, el paso inexorable del tiempo.
Aub murmura: “solo faltaba eso. Si vamos añadiendo cosas, no cabremos ni en Orphea”. Luego, a todos:
—Una droguería, vale. Tendremos que buscar botes de pintura, algún bidón…
—No, no. Llevemos una droguería. ¡Entera! —ordenó el director.
La discusión se alargó más de la cuenta. Nadie saldrá satisfecho. El que menos, Max Aub, que con una camioneta de Laya Films y dos ayudantes, tuvo que ir hasta los aprovisionamientos del ejército para conseguir el suficiente material para llenar el espacio del estudio. Antes lo había intentado con una droguería del Guinardó, pero su dueño rehusó.
Al cabo de dos días, apareció Petit con un busto de mujer. A grandes carcajadas, Aub le dijo que no, que no querían una dama, sino una damajuana: ¡una garrafa!, exclamó arrastrando enfáticamente su erre gutural[vii].
Finalmente, la segunda secuencia relativa al encuentro de los voluntarios de Teruel en una droguería, con los planos en los que se reparten las armas halladas en casa de un fascista, podrá rodarse a principios de la semana siguiente (capítulo 4.1.5.), antes de emprender el soñado pasaje de la calle Santa Ana.
Para ello han podido explicar en el Comissariat de Propaganda las necesidades del rodaje en una calle pública. Quedan que el jueves 25, a las 9 de la mañana, si no hay alarma, cerrarán la calle Santa Ana hasta la 1 del mediodía. Dispondrán de media docena de policías para regularlo. Les piden, sin embargo, que no efectúen disparos para evitar alarmas entre la población. Acceden. Luego, Malraux y Aub irán al ministerio de Propaganda, para ver de obtener algunos francos con los que pagar más cinta virgen. Les darán largas.
Por la noche, ya en el hotel, Josette está excitada. En la vuelta que ha dado con Suzanne y Elvira por el barrio antiguo, han encontrado un lugar magnífico para rodar. No sabe qué, pero magnífico. Un palacete en la calle Montcada[viii], con un patio, una escalera, podría ser la casa del fascista, u otro sitio. Pero es magnífico, le dice a André con los brazos alrededor del cuello. El reposo del guerrero, ahora también script, y localizadora de exteriores. Se besan.
Pero el idilio se verá truncado. Al día siguiente, Elvira recibirá una llamada telefónica inquietante. Clara, la esposa de André, llama desde Port-Bou; quiere llegar a Barcelona[ix]. La secretaria se lo dice a Malraux. Este responde:
—Sí, es mi esposa. Querrá hablar del divorcio. Dile que la irán a buscar. Llama a Met (Miravitlles) y dile que haga lo posible.
Se lo temía. Clara ha decidido adentrarse en un país en guerra en plena crisis (ver recuadro, y aquí las citas[x]). Josette le dice a su amiga Chantal[xi]: “André fait assez de gueule. Il flaire Clara dans les coins”.
Clara estará solo dos días en Barcelona, alojándose en el hotel Majestic[xii], el mismo que Aub, mientras que André y Josette permanecen en el Ritz. No habrá reconciliación. A los habituales celos, se une el enfado de ella por el hecho de que André no asistió al entierro de su madre después de que se suicidara. Al límite de sus fuerzas, ella le dirá[xiii]: “Estoy intoxicada de usted. No tiene el derecho de abandonarme, ya que usted es imprescindible”.
No se ha podido encontrar la fecha del suicidio de la madre de Clara. Sin embargo, dado que fue durante el rodaje de Sierra de Teruel, se ha incluido así en el relato. Nos dice la propia Clara: “Cada día mi madre se paseaba con mi hija y una cuidadora. Pero llegó el día en que sucedió lo que tanto temía: La llamé y no respondió. Fui y rompí la ventana. La encontré tendida en la cama. Todo volvió a ser como cuando mi suegro. La ambulancia, la policía y su atestado, y el hospital donde se intentaba actuar contra una voluntad que se había expresado claramente”. (MALRAUX, Clara (1976): 180.
Según cuenta BONA (2010): 322, “Grete, su madre, había ido a Magdeburgo, y la situación bajo los nazis la había deprimido profundamente, así que al regresar a París se suicidó. Esto causó en Clara una profunda sensación de culpabilidad”.
Cuando había muerto el padre de André, Clara asistió a las exequias. Por el contrario, Malraux, inmerso en el rodaje en España, delegó en su amigo Marcel Arland tal asistencia. Ello aproxima las fechas del encuentro en Barcelona.
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La marcha de su esposa, propiciada por el fuerte bombardeo del día 19, alivia a Malraux. Reunidos en Producciones Malraux, en la avenida 14 de abril, harán un repaso de la situación. Han empezado el rodaje, sí, ya tienen algunas de las secuencias iniciales, no completas pero las tienen, aún a expensas de ver el revelado que se está haciendo en París. Pero los inconvenientes se acumulan. Uno no menor son las baterías del equipo de sonido. Han mandado un técnico a París, pero a pesar de la ayuda de Roland Tual, no da resultado. Como veremos, conseguirán finalmente que se remitan unas a primeros de septiembre. Otro tema es el de un avión, mejor dicho: el medio aparato, donde rodar los planos de interior del Potez. Tardarán mucho en tener uno de verdad de los pocos que quedan. Entre Vicente Petit, el responsable del decorado, y los hermanos Miró, del atrezo, están construyendo uno de contrachapado, que esperan tener listo a mediados de septiembre. Les ayudará Ollier, un mecánico comunista enrolado en la escuadrilla España en Albacete[xiv], que luego quedó por Barcelona y, al saber del rodaje, se ofreció para lo que fuera. Malraux aprecia su colaboración preciosa, en especial por haber trabajado antes de la guerra en la fábrica de aviones Bloch, propiedad del amigo de André y del ministro del Aire, Pierre Cot, que tanto le ayudaron al montar la escuadrilla.
De camino al hotel, Max le dice a André:
—¿Estás seguro de que Sang de gauche puede ser un buen título? Es fúnebre. No lo veo muy adecuado para el mercado americano –sabe que es el sueño de Malraux, aunque a estas alturas lo considera ya irrealizable.
—Era una idea que ya incorporé a la novela[xv]. Me la sugirió Andrée Violis[xvi]. Hasta guardé el recorte de periódico en el que citaba la anécdota. Ya veremos. También me gusta “Sierra de Teruel”, al fin y al cabo, es donde sucede la mayor parte de la trama. Ya veremos, ya veremos.
SABER +: Droguería o cestería.
NOTAS:
[i] La Humanitat, 21.8.1938.
[ii] No se conoce el nombre de los actores que los interpretaron. Con este método, se hará más fácil seguir el relato.
[iii] Sin embargo, no aparecerá en los créditos de ninguna de las versiones de la película o el guion. https://www.visorhistoria.com/el-baile-de-los-creditos-actores-2/
[iv] Miguel del Castillo. https://www.visorhistoria.com/el-baile-de-los-creditos-actores-2/
[v] Según MARION (1996): 17, Tuvieron que parar el rodaje los días 8,9,10 12 y 20 de agosto, por cortes de corriente eléctrica.
[vi] MALRAUX, André (1968). Sierra de Teruel. México, Editorial Era.
[vii] Declaraciones de Elvira Farreras. En: Set mesos de rodatge (dir. Felip Solé). TV3. Tarasca. 2004. https://www.visorhistoria.com/anexos/videos/
[viii] Se trata del Palacio Aguilar, que en la actualidad acoge el Museo Picasso, en la calle Montcada, 17.
[ix] Archivos de la Filmoteca I.3 (1989). Página 291.
[x] MALRAUX, Clara (1976). La fin et le commencement (Le bruit de nos pas V). Paris, Grasset. / BONA, Dominique (2010). Clara Malraux, biographie. Paris, Grasset.
[xi] THEILLOU, Françoise (2023). Je pense à votre destin –André Malraux et Josette Clotis 1933-1944. Paris, Grasset. Página 67.
[xii] TODD, Olivier (2001). André Malraux, une vie. París, Gallimard. Página 284.
[xiii] BONA (2010); 321.
[xiv] NOTHOMB, Paul (2001). Malraux en España. Barcelona, Edhasa. Página 86.
[xv] MALRAUX, André (1995) La esperanza. Madrid, Ed. Cátedra. Página 225.
[xvi] Le Petit Parisien. 01.11.1936 P. 1