VERNET Y L’ESPOIR (Capítulo 1.8 de La verdadera historia del rodaje de Sierra de Teruel)
El coche que los ha llevado desde la estación de Villefranche de Conflent se detiene ante una verja. Josette se agarra a su brazo, se acerca y, dándole un beso en la mejilla, le dice:
—Ahora va a ver.
Tras el paréntesis de la estancia en España para el II Congreso de Escritores en defensa de la cultura, existía el riesgo de volver a la situación de los duros meses posteriores al viaje a Estados Unidos. Clara, sus lúcidas críticas a la acción, por un momento errática, de su marido; los encuentros de los amantes en la casa que Josette compartía con su amiga Suzanne, en el 9 de la rue Berlioz, o en el hotel Royal Versalles, en la rue Marois.
El escritor agarra con fuerza la cartera que lleva. Es su nueva novela. Algunos apuntes en el barco de vuelta de América, algunos capítulos pergeñados y mecanografiados por Josette en los escasos momentos de asueto. Estaba claro que precisaba un retiro absoluto. Ella se lo había indicado ya en Perpiñán[i], al final del Congreso. La idea era no solo genial, sino oportuna, y la insistencia de Josette insoslayable. André le había dicho: “Logra usted lo que se propone; empuja las puertas como los gatos”.
Ambos coincidían en que era preciso que alguien como él diera a conocer el dilema en el que se debatía la España republicana: el apocalipsis, la explosión popular que paró el fascismo en los primeros momentos del levantamiento, o la necesidad de un cierto orden para poder ganar la guerra. En el fondo, y con los matices trotskistas que se quiera, anarquismo o comunismo. Él sabía que era el hombre indicado para hacerlo, había dicho a menudo y lo repetiría en boca de Manuel, uno de los protagonistas de la novela en ciernes: A la pomposa, grave y terrible pregunta: ¿qué es lo mejor que puede hacer un hombre con su vida?, respondía: Convertir en conciencia la experiencia más amplia posible[ii]. Para añadir luego: y que dicha conciencia le lleve a la acción, so pena de arrepentirse durante el resto de su vida.
Acción, sí. Y también escribir un libro, poner en orden las notas en lápices rojo y azul, escritas anárquicamente en papeles con membretes de hoteles estadounidenses o del transatlántico S/S Normandie. Y ello sería posible solo si se aislaba. Con Josette, la promotora de la iniciativa, lejos de la baraúnda parisina.
Han bajado las maletas. De pie frente al chalé que ella ha alquilado[iii]. El cri-cri de los grillos les da la bienvenida. Ahora sí, él deja la maleta en el suelo y la abraza. Ella llora. Es el 18 de julio de 1937.
Serán unas semanas de actividad febril, en las que escribirá 50 capítulos de la novela[iv], y también de amor sin prisas, de sesiones relajantes en el balneario, de grandes comidas, y mucho vino, en el hotel Alexandra[v], que otea la población. Su acompañante es de gran utilidad, su experiencia como escritora y en la editorial Gallimard (donde ha publicado Le temps vert años atrás) aportan sosiego a la escritura obsesiva de André. El libro parece surgir denso, cálido, es un alumbramiento, como el nacimiento de un niño varón[vi]. Al terminar, planean pasar unos días relajantes en Baux-de-Provence.
Está escribiendo su novela más larga, unas quinientas páginas y numerosísimos personajes que requieren una continuidad en el trabajo. También son exigentes su estructura fragmentada y la alternancia de fragmentos de diálogo ideológico con otros de acción desenfrenada, donde se pone de manifiesto el mensaje que anhela: la fraternidad como base de la lucha por la libertad. Dirá: “lo contrario de la vejación es la fraternidad”[vii]. Esta estructura permite frecuentes elipsis y un montaje que se augura cinematográfico. Podrá reubicar, rehacer y corregir hasta que el conjunto adquiera solidez. En ello está.
No piensa aún en la película que le han animado a hacer en Hollywood. No, quiere una novela. Lo ha hablado ya con Gallimard y también con su amigo Louis Aragon, que empezará a publicarla fragmentariamente. No es la base de una película, aunque algunos fragmentos, como veremos, se reproducen exactamente en los dos medios. Es su experiencia, directa o indirecta, y también la estructura secuencial de la novela, la que hacen pensar en el filme.
Sin embargo, André no está completamente satisfecho. Con el primer manuscrito en la mano, pasea por los alrededores del balneario; recapacita. Sí, necesita la franca y a veces agresiva, opinión de Clara.
Salen del reducto paradisíaco para trasladarse a Toulon. Allí, André sugiere a su compañera que vaya a visitar a sus padres en Carry-le-Rouet[viii]. A la vez, solicita un encuentro con su esposa Clara, que acepta.
Para ella, Toulon tiene un especial significado, ya que allí había pasado las últimas semanas de la gestación de Florence. ¡Qué tiempos!, ¡cuántos recuerdos! Sin embargo, André no da ocasión para paseos románticos, le entrega el manuscrito que ella lee en una noche. Su primera opinión no puede ser más punzante[ix]:
—Qu’est-ce que vous en pensez ?
—Ce n’est pas de l’André Malraux.
Luego suaviza: aunque se aprecia alguna negligencia en la composición, se mantiene el mismo vigor, la misma intensidad, el mismo sentido de lo esencial que pudiera tener La condición humana, la novela que le mereció el premio Goncourt. Tacha la obra de un testimonio de la guerra de España visto por un comunista ortodoxo. Clara echa en falta una mayor aportación del espíritu libre, arrojado y generoso del anarquismo, tendencia de la que se siente más cercana que del comunismo radical de algunos compañeros de su esposo, como Aragon.
Malraux lo reconoce. Deciden repasar el texto conjuntamente, tarea que nunca hubiera imaginado con Josette. Nos dice Clara: “durante cuatro días, de nuevo estábamos el uno frente al otro con una tarea que cumplir, en la que yo me convertí en un anarquista sin pañuelo rojo y negro, él en un comunista difuminado. Subíamos y bajábamos colinas, serpenteábamos por las callejuelas y nos instalábamos en terrazas ardientes, en un simulacro de enfrentamiento, como representantes de dos corrientes de pensamiento próximas pero divergentes. Fue maravilloso, agotador”.
En la penúltima cena en común, con los ojos brillantes por haber bebido algunos vasos de rosado de Provenza, André dijo, soñador, más para él que para mí: “Sin embargo, yo no puedo pasar mi vida con una mujer que no tiene ningún aprecio por las ideas…”[x]
Al día siguiente se despedirán. Clara volverá a su casa en la rue du Bac, a su hija Florence, a sus reconcomios, sola, tendrá incluso un conato de suicidio[xi]. Él, con la difícil tarea de pedir a Josette que pase a máquina de nuevo el largo texto, con los profundos cambios que han generado los cuatro días con la rival de ella. Trabajo intenso que requerirá, a las pocas semanas, en octubre, de un reposo en la Provenza, en Beau-en-Provence, que se verá interrumpido por un nuevo desplazamiento de Malraux a España. Allí conocerá los definitivos avances rebeldes en Asturias. Negrín habrá reconocido en las Cortes de Valencia que será necesario negociar la paz. Un exitoso ataque de las fuerzas aéreas republicanas sobre el aeropuerto de Zaragoza, no mitigan el desaliento.
De vuelta a París, a su Josette, la encuentra muy desmejorada. Está encinta. Él sigue reclamándola, en Toulouse, para unos ajustes de última hora antes de pasar el texto de L’espoir a Ce Soir. Ella acude, pero deben volver de inmediato. A las pocas horas, acompañada de su inseparable amiga Suzanne, con hemorragias, acude a una clínica de Neully. Ha perdido al bebé. A sus padres les dirá que ha sufrido una inoportuna gripe. A los pocos días, André y Clara iniciarán los trámites del divorcio.
El día 3 de noviembre, Ce soir empieza a publicar fragmentos de L’espoir. Indica en primera página: “El propio autor ha querido que alteremos el orden de la publicación en los fragmentos que seguirán, sumergiendo al lector directamente en la batalla de Teruel, para evitar los problemas periodísticos si siguiéramos el lento orden novelístico […] Ce soir tiene el honor de dar a conocer una gran obra que canta a la vez la audacia de los aviadores, la epopeya del pueblo español y el resurgir de la conciencia humana en su lucha por un futuro mejor”[xii]. Y a continuación, empieza el texto: “El teléfono del campo estaba instalado en una garita, con el auricular en la oreja, miraba el “Canard” aterrizar entre el polvo del atardecer…” ¡Casi el final!, ya avanzada la tercera y última parte (LA ESPERANZA), en su capítulo tercero[xiii]: “les enviamos al campesino. Estudie la misión y llámenos”. Empieza la acción heroica, la solidaridad, y también el argumento que iluminará algunas de las secuencias más elaboradas y conocidas de Sierra de Teruel.
A los pocos días, el 12 de noviembre, también el semanario Vendredi[xiv] publicará tres fragmentos, anunciando la futura aparición de la novela completa en la N.R.F. de Gallimard. En su primera página declara: “Los fragmentos que siguen reflejan los movimientos del espíritu que hacen sensibles a la vez los actos en su realidad y los sentimientos que los rigen”. El relato se inicia aquí a mitad del primer capítulo de la segunda parte (EJERCICIO DEL APOCALIPSIS), en el que se describe el asedio del Alcázar de Toledo[xv]. “A través de corredores y escaleras, Hernández, García, el Negus y los milicianos habían llegado a un sótano de alta bóveda, lleno de humo y detonaciones, abierto frente a ellos por un ancho corredor subterráneo donde el humo se volvía rojo”.
Casi de inmediato, Gallimard publicará la obra completa en su colección Blanche, el 30 de noviembre de 1937. Falta poco para que empiece la ardua e ingrata tarea de conseguir fondos y colaboradores para la empresa que nos ocupará a partir de ahora: Sierra de Teruel.
SABER +: LAS FUENTES DE MALRAUX (en su novela, incluía experiencias vividas o bien que le habían contado. Aquí algunos ejemplos)
—NOTAS—
[i] CHANTAL (1976). Un amor de André Malraux. Barcelona, Grijalbo. Página 96
[ii] MALRAUX, André (1995). La esperanza. Madrid, Cátedra. Página 448
[iii] THEILLOU, Françoise (2023) Je pensé à votre destin. Paris, Grasset. Página 64.
[iv] El total son 59 capítulos, distribuidos en tres partes: 1.- LA ILUSIÓN LÍRICA, 2.- EL MANZANARES, 3.- LA ESPERANZA.
[v] https://www.insideoutsideart.com/hotel-alexandra (indica que se ha desplazado diversas veces, una de ellas para escribir L’espoir). Hoy el hotel está en ruinas.
[vi] CHANTAL (1976): 97.
[vii] MALRAUX (1995): 277
[viii] BONA (2010). Clara Malraux -Biographie. Paris, Grasset. Página 315.
[ix] MALRAUX, Clara (1976), La fin et le Commencement (Le bruit de nos pas V). Paris, Grasset. Página 174.
[x] MALRAUX, Clara (1976): 176.
[xi] BONA (2010): 321
[xii] Ce soir. 3.11.1937 Página 1.
[xiii] MALRAUX (1995): 497.
[xiv] Vendredi, 12.11.1937 página 1.
[xv] MALRAUX (1995), página 207