Para dar una idea de la confusa situación en que se movían los dos bandos contendientes en Francia, me permito ofrecer una breve biografía de sus protagonistas: Julián Troncoso por parte de los sublevados y Luís Quintanilla de los republicanos, además de seguir la norma de cherchez la femme, con Mme Désiret, yhaciendo especial énfasis en la primera mitad de 1937, cuando ambas estructuras estaban mínimamente consolidadas, y los dos personajes coinciden en la trama de desprestigio hacia de República con rumores de guerra bacteriológica que implicaba a Max Aub, como hemos visto en la serie de entradas ¿Max Aub, espía?
JULIÁN TRONCOSO SAGREDO
(Valladolid, 12.XI.1895 – Madrid, 26.IX.1983).
Se graduó como teniente en la Academia de Caballería y en Educación Física en la Escuela de Gimnasia del Ejército. En 1920 fue trasladado a Marruecos, participando en el “desastre de Annual” (julio 1921), donde fue capturado. Fue puesto en libertad el 27 de enero de 1923, siendo destinado posteriormente a Pamplona, donde se casó.
Al iniciarse la Guerra Civil, se sumó a los sublevados en Zaragoza, resultando herido. Desplazado a Pamplona, persiguiendo en la frontera a una partida de republicanos, fue nuevamente herido. El 6.IX.1936 fue nombrado comandante militar de Vera del Bidasoa, donde se realizaron numerosas ejecuciones. Ocupada la frontera, fue nombrado comandante militar de Irún y Fuenterrabía, hasta que el 23.XII.36 fue nombrado “Jefe de los Servicios de Frontera del Norte de España”, siendo responsable de la vigilancia de todos los Pirineos hasta Huesca, de las costas hasta el frente de guerra y de los servicios de aduanas y de represión del contrabando.
En este puesto, organiza y participa en diversos “comandos” para atacar buques “rojos” en puertos franceses, donde “hizo creer que era un ente independiente que vendía sus capturas al mejor postor, pero este era siempre el Gobierno de Franco”[i]. En los medios franceses se le conocía como “El pirata del Bidasoa”. Realizó diversas operaciones contra la “red Quintanilla”, en especial en el suceso relativo a la señora Jacqueline Desiret[ii] que veremos luego. No es extraño pues que su papel en la conjura de guerra biológica fuera mucho más allá de la simple detención en la frontera de un par de jóvenes escarificados. Su estilo y beligerancia hacen sospechar que quizá toda la idea (en el fondo un timo) salió de su caletre.
Después del fallido asalto al submarino republicano C-2 fondeado en Brest (18.IX.1937), Francia detuvo y condenó a Troncoso a seis meses de prisión, siendo expulsado del país el 26.III.1938, tiempo en que la prensa republicana lo dio falsamente por muerto. Cesado de sus funciones en Irún, fue elegido presidente de la Federación Española de Fútbol de la zona franquista, organizando en 1939 la primera Copa del Generalísimo. Más tarde fue vicepresidente del Real Madrid y, entre 1961 y 1964, procurador en Cortes por el Sindicato Nacional del Transporte.
LUÍS QUINTANILLA ISASI
(Santander, 21.VI.1893 – Madrid, 16.X.1978).
Hijo de una familia adinerada (negocios de barcos y bancarios), fue educado por un preceptor particular, pensó en estudiar arquitectura, pero luego decidió ser pintor. Para ello, en 1912, se trasladó a París, donde se relacionó con diversos pintores, entre ellos Juan Gris, Zuloaga, Degas, Modigliani o Marc Chagall. Vuelto a España a raíz de la I Guerra Mundial, expone algunas obras cubistas que no fueron comprendidas. También recorre España realizando dibujos de interés etnográfico. En 1920 regresa a París, donde mantiene una amistad con Ernest Hemingway que durará hasta la muerte de este. Entre 1924 y 1926 recorre Italia, donde había ido becado para estudiar la técnica del fresco. A su regreso, se inscribe en el Partido Socialista. Pinta murales como los del Palacio de Llíria o el monumento a Pablo Iglesias. En 1934 es detenido por participar en la organización de la revuelta de octubre, siendo interesante su serie de dibujos del interior de la cárcel Modelo.
Al estallar la guerra, participó en el asalto al Cuartel de la Montaña y en el asedio al Alcázar de Toledo. Luego, fue destinado por el gobierno de Largo Caballero a la embajada de París, que le encomienda una red de espionaje en Biarritz, siendo su intermediario Luís Buñuel. Son muy distintas las versiones de la eficacia de dicha red, llegándole a calificar en informes posteriores a su dimisión como: excesivamente vanilocuo, pedante y fatuo… habla mucho, sobre
todo por las noches, y bebe mucho”[iii]. En cualquier caso, y posiblemente en parte debido al affaire Desiret así como también de la salida de su íntimo amigo Luís Araquistáin de la Embajada, decidió dimitir precipitadamente, pasando a recorrer el frente de España para realizar dibujos de la contienda, que fueron expuestos posteriormente en el MoMA y la Fundación Rockefeller de Nueva York. A principios de 1939 fue a Estados Unidos para decorar con frescos el pabellón de la República en la Feria Internacional de dicha ciudad, lo que no llegó a suceder al perder aquella la guerra. Allí se casó con la antigua secretaria del embajador de Estados Unidos ante la II República, Claude Bowers. Se quedó en América, realizando ilustraciones de libros y decorados en Hollywood.
Al ver que el fin de la guerra mundial no implicaba la desaparición del franquismo, cayó en una profunda depresión, que intento sobrellevar desplazándose a París, dedicándose también a escribir con cierta regularidad. En 1976 regresó por fin a su patria, donde murió dos años después, sin conseguir contemplar las dos exposiciones antológicas que le tributaban el Museo de Bellas Artes de Santander (1978) y el Ministerio de Cultura (1979).
MME DESIRET, Cherchez la femme.
Junto con el asunto de la guerra bacteriológica ya analizado en VISOR HISTORIA, las vicisitudes de esta dama fueron otro punto de intersección de las trayectorias de los dos hombres aquí relatados.
Mme. Jacqueline Desiret (o Désirat) era una francesa casada con un tal Alonso, pastelero o bodeguero de Hendaya y residente en Biarritz, que al parecer era un colaborador de la red Quintanilla como supuestamente lo era también su señora[iv]. Quintanilla la había conocido en 1927, como cuenta en sus memorias[v]:
Una atracción hacia ella que hasta entonces no había sentido con mis diversas aventuras femeninas: la atracción se iba haciendo pasión y comprendí que era el despertar del amor, de mi primer amor, que, como dijo Alfonso el Sabio, nunca creí que tan poderoso era.
En aquellos primeros años, sus citas se camuflaban con visitas a la bodega de su marido, a tomar unas copas, “en muchas ocasiones con don Miguel de Unamuno, al que le gustaba hablar y hacer pajaritas de papel”.
Ya durante la guerra, Quintanilla se establece en Biarritz donde vuelve a encontrar a Jacque, ya separada e independiente de su antagónico marido. Por aquel entonces, Jacqueline Desiret era, según los franceses: “una mujer de costumbres fáciles, coqueta, charlatana, que ha tenido numerosos amantes… que conoció a Quintanilla en Hendaya, cuando estaba decorando el consulado de España”[vi]. Una de las versiones nos dice que entre dichos amantes figuraba también un oficial falangista, al que Quintanilla pidió que contactara para obtener información sobre la actividad de Troncoso en Francia. Este, al pasar ella la frontera, la detuvo. Sin embargo, el pintor cuenta en sus memorias que un tal Echenique la había invitado a ir a Hendaya, y que sin su consentimiento pasaron la frontera, siendo así detenida[vii]. A los pocos días después se anunciaba en la prensa rebelde que una mujer había sido fusilada por espía, lo cual no fue cierto, pero sumió a Quintanilla en una fuerte depresión. La retorcida estrategia de Troncoso llevó a informar también del fusilamiento del oficial falangista, lo que no era más que un montaje, puesto que meses después, al susodicho oficial se le prohibirá la entrada en Francia. Al parecer Quintanilla contactó directamente con Troncoso para negociar un intercambio de prisioneros y salvar a su amante y colaboradora, lo que aumentó aún más su descrédito en ámbitos republicanos.
Lo que no queda claro es la figura de la propia Mme. Desiret. Según informes del embajador francés Herbette era colaboradora de Quintanilla, que utilizaba la afinidad de ella con las ideas derechistas para infiltrarla en España. Al descubrir los espías franquistas su relación, también, con Quintanilla, les sirvió para el montaje de una operación de descrédito y desmoralización del pintor espía, lo que consiguió. Ella permaneció en Fuenterrabía, en libertad vigilada, hasta finales de 1937, cuando ya no existía la “red Quintanilla”. Sin embargo, el pintor, en sus memorias, indica que no compartía con ella ninguna información. Dice: “solamente idiotas podían imaginar que yo sería como ellos comunicándole a Jacque los secretos de nuestra actuación”. Sea como fuere, ello nos abre el paso a:
UN VERDADERO ATAQUE BACTERIOLÓGICO:
Del ambiente y métodos empleados por ambas partes nos puede dar idea la anécdota contada por Luís Quintanilla. Como hemos visto, el secuestro de su amante le había afectado mucho, pero no quiso poner en evidencia sus sentimientos, que hubieran dado alas a los rebeldes en su estrategia de chantaje. Así que se dedicó a frecuentar otras damas, haciendo ostentación de ello para que llegara a los agentes de Troncoso. Incluso llegó a utilizar los servicios de “una catalana”, proveniente del consulado de Toulouse, “buena moza, llamativa, bien vestida, que nos prestaba servicios de recadera con otros agentes”, a la que llevó a los diversos bares y cabarés frecuentados por los fascistas. Pero dio un paso más:
El cónsul italiano en San Sebastián, marqués Francesco Cavalletti di Oliveto Sabino, quería cazar a Quintanilla, para lo que contrató a dos prostitutas españolas de buen ver para que lo sonsacaran. Enterado el pintor de la estrategia, las recibió amablemente “haciéndolas beber”, para luego presentarles a dos milicianos vascos refugiados en Francia, para que pudieran obtener información, pagándoles la cena y las habitaciones de hotel. Quintanilla sabía que los dos mozos estaban curándose de una blenorragia, así que con la orientación dada por un médico amigo, consiguió la infección de las dos señoritas. Acto seguido ellas volvieron al consulado, donde las esperaba el marqués, reputado Casanova. El agente republicano culminó su hazaña días después, al mandar el siguiente telegrama al diplomático:
Ahora cúrense ustedes la blenorragia. Todo sea por las glorias del Duce. Casanova[viii].
Verdadera guerra bacteriológica, de corto alcance y contenido barriobajero, en la que por una vez se deja en paz a mi admirado Max Aub.
NOTA: Quién quiera el conjunto de la serie ¿Max Aub espía? en formato pdf (6 entradas), puede solicitarlo a contacta@visorhistoria.com.
[i] https://dbe.rah.es/biografias/65901/julian-troncoso-sagredo
[ii] https://journals.openedition.org/diacronie/4772
[iii] LUENGO TEIXIDOR, Félix (1996) Espías en la Embajada. Bilbao, Universidad del País Vasco. Página 45
[iv] BARRUSO, Pedro (2008). Información, diplomacia y espionaje. S. Sebebastián, Hiria. Página 67
[v] QUINTANILLA, Luís (2019). Pasatiempo -La vida de un pintor. Sevilla, Ed. Renacimiento. Pág. 439. En dichas memorias, nombra a su amante como Désirat.
[vi] (Centre des Archives Diplomatiques de France (Nantes) – Serie Madrid C (1936-1939). 16.III.1937) citado en BARRUSO 2008: 67.
[vii] QUINTANILLA (2019), página 675.
[viii] QUINTANILLA (2019) página 677.