El problema con las pilas del camión de sonido parece fruto de una maldición. Así se lo dice la supersticiosa Josette a André. Él no cree en esto, pero sí en el destino, y el destino le dice que su misión es terminar la película. ¡Como sea!
Los últimos días han sido terribles, forzando a la inactividad. El intensísimo bombardeo del viernes 19 causó veinticuatro muertos y más de 80 heridos. Algunas de las bombas lanzadas por los Savoia S79 cayeron muy cerca de donde han estado rodando solo pocos días después: en las Ramblas, a la altura del mercado de la Boquería. Otras en la Barceloneta y el Puerto, algunas en el Pueblo Nuevo y el parque de la Ciudadela[i]. El comunicado del ministerio de Defensa indica: “Los aparatos de la invasión, pretendiendo quizás vengarse del duro castigo infligido días antes en el frente del Ebro, han lanzado una gran cantidad de explosivos…”[ii] Ha sido así. Entre los días 19 y 25, habrá encarnizados combates alrededor de Villalba dels Arcs, en especial en el Vértice Gaeta[iii]. Es ya la tercera contraofensiva franquista, que no consigue grandes avances pero sí causa un gran número de bajas entre las fuerzas republicanas.
El hecho ha coincidido con la visita a la ciudad condal de la comisión parlamentaria británica para ver los efectos de los bombardeos sobre la población civil. La Humanitat, lo ha comentado: “La estancia de comisionados ingleses sobre bombardeos de ciudades ha coincidido con una nueva agresión extranjera contra la población civil…”[iv], a lo que añadirá al día siguiente: “Toda la prensa inglesa destaca con grandes titulares el último ataque sobre Barcelona, en la madrugada del viernes, y realza que haya sido uno de los peores que ha habido en Barcelona desde el mes de marzo”[v]. La comisión británica ha seguido hasta Alicante, donde ha podido contemplar varios buques ingleses hundidos por los ataques de la aviación rebelde[vi].
El factor internacional es uno de los temas de los que están hablando Malraux, Marion, Aub, Page, Thomas, su esposa Paula y Josette, invitados por Jaime Miravitlles para almorzar en La Puñalada, el restaurante del paseo de Gracia, frecuentado por los miembros del Comissariat de Propaganda, lejos de los habituales puntos de bombardeo, más cercanos al puerto.
—Parece que Franco ha respondido a las propuestas británicas de retirada de las fuerzas internacionales de la contienda. Lo he leído no sé dónde.
—Si hace el mismo caso que a los llamados de la No Intervención… —apunta Malraux.
—Aún no tenemos la película que esperábamos hace una semana. Aunque hayamos decidido rodar interiores, sin pelicula no hay nada que hacer. ¿Tu, Met, no tendrías en Laya algunos metros?
—Pregunta en Instrucción. Ahora son ellos los que mandan —Met Miravitlles, nacionalista catalán hasta la médula, está indignado con los recientes hechos que han llevado a dimitir del gobierno de Negrín a Ayguadé e Irujo: El gobierno de la República ha incautado todas las industrias de guerra sitas en Cataluña.
—Bueno, las industrias de guerra eran de la República desde el principio, o al menos desde el año pasado. Solo ha afectado a las montadas por la Generalitat, quince, creo[vii], de las que no todas están en funcionamiento —Aub es partidario del socialismo negrinista.
Es difícil precisar cómo pudieron influir en el rodaje de Sierra de Teruel, las tensiones entre el gobierno de la República y el de la Generalitat, que por aquellos días estaban en un momento de gran beligerancia. A ello cabría sumar las discrepancias entre sindicatos.
Si por un lado la financiación venía en su totalidad del ministerio español, también es cierto que la Generalitat prestó el local para Producciones Malraux.
—Ya. No es solo por las instalaciones. Es una ofensa tras otra. ¡Pues que hagan la guerra ellos! Viendo como vamos…, no me extraña. Hace solo una semana, Negrín firmó cincuenta penas de muerte a las que nosotros (nosotros: la Generalitat, los catalanes…) nos oponíamos. El mismo día que los fusilaban, el gordo presidente firmaba el decreto. ¡Menudo chulo! Ayudado por los comunistas, está lanzando una gran ofensiva contra el espíritu democrático de nuestro país[viii].
Miravitlles se excita, bebe, se levanta para seguir perorando, se siente el eje de la reunión. Para evitar el mitin, Thomas, cogiendo de la mano a su esposa, corta:
—Bien, pero ¿y la película? Al menos unos rollos de virgen. Encontré unos pocos en Lepanto, pero son de alta sensibilidad, para nocturnos, que por ahora, sin aviones, no podemos utilizar.
—Yo sé que en el ministerio tienen algo que guardaban para ¡No quiero, no quiero! Pero ahora, con el aumento del control y la rigidez administrativa… Quizá opten por dejárosla a vosotros en lugar de a Elías y sus amigos de la CNT[ix]. Menudo cabreo se cogerá. Pero probad vosotros. Yo no quiero tratar con ellos.
Aub, a lo práctico. Detesta las fricciones entre los catalanes y la República, que tanto perjudican la evolución de la contienda.
—Bueno. Algo de película quedará. Si son planos cortos, de interior, podemos ir avanzando, por poco que sea.
—Lo primero: acabar la dichosa droguería. Tenemos que devolver los utensilios. Luego, podríamos empezar con algún interior del comité de Linás.
—Aún no tengo traducido el guion de estas secuencias. Pensaba que iríamos por orden.
—Pues espabile —dice Malraux esforzándose por no parecer demasiado duro.
—Mañana hablaré con las chicas. Elvira me está ayudando mucho.

Las tres secretarias son jóvenes y simpáticas, pero no necesariamente adaptadas al ritmo febril de Malraux y Aub. Elvira Farreras, recomendada a Max Aub por el director del Museo de Arte Moderno de Madrid que estaba refugiado en Barcelona[x]: Marta Santaolalla, sobrina del actor Pedro Codina[xi] y Zoé Ramírez, sobrina a su vez de Mari Luz Morales[xii]. Esta última también colabora en el rodaje de Sierra de Teruel, siendo crítica de cine y teatro en La Vanguardia, rotativo del que ha sido directora durante unos meses lo que le acarreará ser juzgada al entrar las tropas rebeldes en Barcelona.
—¿Has dado una vuelta por el Pueblo Español?, ¿concretamos ya los puntos de rodaje? —pregunta Marion.
—No, ¡caramba!, no doy el abasto. Además, nos quedan flecos en La Volatería. Según cómo evolucione lo del Ebro, puede ser más difícil que nos presten un avión para las tomas aéreas. Si se cargan el Latécoère o el De Havilland, no podremos tomar las vistas y dudo que recogiendo trozos de archivo nos baste. Y el diálogo entre Peña y Muñoz aún no está acabado[xiii].
Pero Marion quiere mantener el control que cree Malraux le ha confiado:
—Ya lo veremos. Aún no tenemos el revelado de París. Cuando lo recibamos sabremos si hay que repetir algo, o como terminar lo pendiente. Mañana vamos los dos al Pueblo Español. Creo que, aunque haya los del SIM y sus prisioneros[xiv], podemos encontrar alguna sala grande que nos sirva de Linás y, ¿por qué no?, algún exterior que nos ahorre desplazamientos largos, ahora que están restringidos. Orphea, mejor dejarlo para las dependencias de la escuadrilla.
Por la mañana, Denis y Max han ido al Pueblo Español. Solo llegar ya han visto detalles y situaciones que les anuncian dificultades de todo tipo. El “Campo de trabajo nº 1”[xv], como así se llama ahora, depende del Ministerio de Defensa, tal como les ha dicho el Jefe del Servicio Interior, un chusquero poco empático. El campo sirve de regulador de los otros campos, acogiendo las nuevas incorporaciones y dirigiéndolos a otros destinos, ya sea en Barcelona o en el territorio catalán aún controlado por la República. Ello ocasiona, les ha dicho, momentos de gran barullo, en lo que no se puede ni pensar en montar el tinglado de la película, aunque —aclara ante la cara decaída de Marion— a veces se vacía y existen momentos de asueto hasta que entra una nueva remesa de “residentes” —remarca con ironía.
Han dado una vuelta por el recinto. Tiene muchas posibilidades para los exteriores, pero el trajín de gente desaliñada, los guardias armados e infinidad de objetos por todos los rincones auguran una difícil adaptación a las necesidades del rodaje. Ya verán. Lo primero, conseguir el permiso del Ministerio de Defensa para rodar. Negrín no se negará, piensan. Ahora que se ha puesto duro con los catalanes, ha de demostrar que no es pura paranoia. Aub ha añadido que si es preciso André podrá hablar con su amigo Álvarez del Vayo, quien por fortuna se mantiene en el nuevo gobierno[xvi], o mejor con Sánchez Arcas: con lo rácano que es con el dinero, no puede negarles una ayuda así[xvii]. Su convicción sobre la necesidad de la película puede limar cualquier reticencia que tuvieran en Defensa.
De todas formas, a veces ir directamente a la cúpula puede generar rechazo en los jefes directamente implicados. El sargento que les ha atendido les ha dicho que el SIM es el responsable de los campos de trabajo, así que les ha sugerido vean primero a Santiago Garcés[xviii], responsable del organismo policíaco. Por la noche informarán a Malraux.
Los demás dedicarán el fin de semana a terminar la secuencia añadida a última hora en una de las reuniones, y que servirá para orientar al espectador sobre la acción aérea que se plantea. Algunos, como asueto, van al cine Excelsior, en la Gran Vía, a ver La reina Cristina de Suecia[xix]. La Garbo siempre es una invitación a la ensoñación. Además les dará ocasión de cenar en el cercano hotel Ritz, en la habitación de André, degustando algunas de las delicadezas que Suzanne Chantal ha traído a su amiga Josette.
SABER +: Rodando en el Pueblo Español. (con vídeo)
NOTAS:
[i] Detalle de los impactos en: ARAÑÓ, Laia y CAPDEVILA, Mireia (2018). Topografia de la destrucció. Els bombardeigs de Barcelona durant la Guerra Civil. Barcelona, Ajuntament de Barcelona, Página 176.
[ii] ALBERTÍ, Santiago y Elisenda (2004). Perill de bombardeig! Barcelona sota les bombes (1936-1939). Barcelona, Albertí Editor SL. Página 284.
[iii] https://excursionsdeljoanramon.blogspot.com/2017/02/batalla-de-lebre-punta-targa-vertex.html
[iv] La Humanitat, 20.8.1938. Página 1.
[v] La Humanitat, 21.8.1938 Página 1.
[vi] La Vanguardia, 21.8.1938. Página 12.
[vii] MADARIAGA, Javier de, en la Introducción a: TARRADELLAS, Josep (2007), La industria de Guerra a Catalunya (1936-1939). Lleida, Pagès Ed. Página 12.
[viii] MIRAVITLLES, Jaume (2015). Veritats sobre la guerra civil española. Barcelona, Ed. Base. Página146.
[ix] A la sazón Francesc Elías era el director artístico del Sindicat d’Industries de l’Espectacle, controlado por la CNT, La película ¡No quiero, no quiero! Solo se pudo estrenar en España en 1940, ya finalizada la guerra. SANCHEZ OLIVEIRA, Enrique (2003). Aproximación histórica al cineasta Francisco Elías Riquelme (1890-1977). Sevilla, Universidad de Sevilla. Página 122.
[x] Archivos de la Filmoteca nº 3: 288
[xi] Su autobiografía se publicó en la editorial Astros (igual que la de Julio Peña) en 1943.
[xii] https://escritoras.com/escritoras/Maria-Luz-Morales
[xiii] Secuencia que no aparece en el guion original ni en el publicado por Aub en México. Pero la falta de algunes secuencias relevantes hacía necesario presentar al público una idea de los planes de ataque.
[xiv] https://catxipanda.tothistoria.cat/blog/2020/05/19/el-pueblo-espanol-de-montjuic-una-ciudad-evocada-sin-espacio-ni-tiempo-por-soledad-bengoechea/
[xv] BADIA, Francesc (2001) Els camps de treball a Catalunya durant la guerra civil (1936-1939). Publicacions de l’Abadia de Montserrat. Página 157.
[xvi] La Vanguardia, 21.8.1938 Página 4.
[xvii] En carta de 22.7.1938, aún antes de la primera vuelta de manivela, Malraux le relata a Sáncehz Arcas las dificultades existentes, con el dinero en primer lugar. (IVC, Fondo Max Aub.)
[xviii] BADIA (2001): 42.
[xix] La reina Cristina de Suecia (Roben Mamoulian. 1933) Con Greta Garbo y John Gilbert. En el cine Excelsior, Gran Vía 544, esquina Villarroel.